martes, 15 de agosto de 2017

Creí, por eso hablé (4 de agosto)

Creí, por eso hablé

Tras el desayuno y la oración de la mañana con el texto de Pablo VI para pedir la fe y el de San Pedro Poveda donde nos invita a creer y confesar la fe “haciendo programa de nuestra vida su frase (de David) Creí, por eso hablé “, nos fuimos los dos grupos, el de senderismo a los cuatro postes y el de acción social a continuar la visita al Centro Santa Teresa, conocido popularmente como el Balneario o la Casa Grande.

Senderismo y Fotografía: El recorrido lo hicimos en silencio para tomar conciencia de nosotros mismos y percibir de qué tenemos que desprendernos porque para la caminata hay que prescindir de lo accesorio. También nos invita May a mirar Las Murallas y ver cuáles son nuestras murallas, que nos hacen ser infranqueables, a caminar cada uno a su ritmo, sabiendo que vamos siempre como grupo, acogiendo y respetando el ritmo de todos.


En los Cuatro postes recordamos la fe de Santa Teresa de Jesús, que le hizo salir con su hermano a tierra de moros para dar la vida; también hacemos la foto de grupo y compartimos un agradable refrigerio. Regresamos cada uno con el regalo de May: una pequeña piedra que hemos de llevar en la mano durante el camino de vuelta. En la capilla nos descalzamos para sentirnos y reconocernos débiles y compartimos la experiencia de lo que para nosotros ha significado peregrinar, las murallas, la piedra, el grupo, etcétera.



El Balneario: Continuamos la visita  iniciada el día anterior. Lo primero fue dejarnos sorprender por los valores de la Casa Grande que llenaban paredes y puertas y todo el espacio: Empatía, Tolerancia, Dignidad, Paciencia, Motivación, Perseverancia, Tesón Acompañados por las personas que viven y trabajan allí nos acercamos a la zona de los oficios como carpintería, lavandería, y otros talleres.  Fue muy entrañable y se respiraba a Dios de un modo natural, teniendo como pieza clave de calidad EL HOMBRE.  Nos fuimos con el corazón ensanchado y con la mochila cargada de este sello de calidad para hacerlo vida en nuestros ambientes.




Por la tarde Mari Mar Solanes nos presentó de un modo original, creativo y atrayente el Plan de Vida, como “hoja de ruta”,  recogiendo las palabras de San Pedro Poveda y la lectura que de ellas han hecho las Asambleas.  Nos propuso una dinámica  de pequeños grupos para contrastar y compartir cómo vivimos nuestra vocación cristiana contando con “nuestras ocupaciones y edad”. Nos recordó que el taller solo pretendía introducirnos y  nos recomendó que nos acerquemos al documento   “Estructura de apoyo, Plan de vida” y hagamos nuestra propia lectura y concreción del mismo.


En la eucaristía presidida por Jesús Rodríguez, hubo diferentes momentos de participación (peticiones de perdón, oración de los fieles, presentación de ofrendas), y fuimos enviados a enviar la luz, simbolizada en una gran bombilla con las palabras “Esta es la luz de Jesús: COMPÁRTELA”, mientras recibíamos y nos regalábamos las bombillas unos a otros.

Por la noche salimos a tomar unas copas o algún refresco y a conocer el ambiente de Ávila nocturna, contemplando las murallas iluminadas, una auténtica belleza.




Mercedes Perles

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